Buscar en el sitio


Contacto

Lifealoe-ny

E-mail: life-aloe-ny@hotmail.es

Un poco de historia:

22.11.2011 14:47

 

Las plantas de Aloe Vera se crían con estupendos resultados en número de cerca 200 especies, en las laderas soleadas,
normalmente en lugares rocosos o pedregosos del Antiguo Mundo, en la mayor parte de África, en Madagascar y en algunos lugares de Asia.
Abundan sobretodo en la región del Cabo de Buena Esperanza. En las provincias del litoral, en España crecen de forma salvaje diversas especies de este género, pero su cabal conocimiento requiere a menudo la técnica especializada de un aloísta ya que no todos los tipos tienen las mismas propiedades.
 
El Aloe Vera, tiene dos enemigos naturales a tener en cuenta: el exceso de agua y el frío por debajo de lo 10ºC. Por otro lado, es una planta muy resistente a la plagas y a la falta de agua.
Las propiedades curativas del aloe se manifiestan cuando la planta llega a la edad adulta, hecho que sucede a los tres años, aproximadamente desde que han hecho la flor. 
 
El uso del aloe se remonta a los orígenes de la humanidad. Los chinos fueron los primeros en usar el aloe y en el antiguo Egipto era comúnmente utilizado y se referían al aloe como la planta de la inmortalidad incluyéndolo entre los regalos funerarios enterrados con los faraones. 
Se ha escrito que Alejandro Magno conquistó la isla Socotora en el sur de Arabia, porque en ella había gran cantidad de aloes que servirían para la curación de heridas y enfermedades de sus soldados durante las campañas. También, Cleopatra usaba diariamente el aloe como ingrediente esencial en sus cuidados diarios. Ya, en el siglo I de nuestra era, Dioscórides lo describió intensamente en su herbario griego por sus virtudes medicinales y cosméticas. 
 
 
Existen documentos históricos de los romanos, griegos, hindúes, árabes y otros pueblos de climas cálidos, que comentan sus virtudes medicinales y cosméticas. 
 
Los Franciscanos españoles la trasladaron desde nuestras tierras a América, seguramente a la isla Barbados, de donde viene su actual nombre científico ALOE BARBADENSIS. 
 
En España, a lo largo de la ribera del Mediterráneo, el Aloe fue un elemento esencial en la medicina popular, hasta que el empleo generalizado de la farmacopea moderna lo relegó al olvido junto a la mayoría de las plantas medicinales. 
 
Durante la II Guerra Mundial se redescubrió su valor terapéutico. Las quemaduras causadas en las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki por las explosiones atómicas, se curaron más rápidamente con el aloe y en muchos casos sin dejar señales ni cicatrices. 
Actualmente sus propiedades han sido comprobadas clínicamente y los científicos se interesen cada vez más por sus aplicaciones médicas. 
 
La NASA lo utiliza porque absorbe el 90% de la toxicidad de sustancias como: el PVC, la fibra de vidrio, los barnices, las pinturas, las radiaciones de los ordenadores, los televisores y demás aparatos electrónicos.